Hoy 12 de febrero se cumplen treinta años del fallecimiento en París de Julio Cortázar, escritor y traductor franco-argentino considerado uno de los principales representantes del realismo mágico y del surrealismo en la literatura hispanoamericana.
Nacido en Bruselas, su familia se trasladó primero a Suiza y luego a Buenos Aires, donde por ser un niño enfermizo pasó muchas horas de su infancia leyendo a Hugo, Poe y Verne. A los diez años ya había escrito una novela y varios cuentos y sonetos. Estudió primero para maestro y profesor de Letras en una escuela normal de Buenos Aires, luego Filosofía en la Universidad de ésta capital y más tarde sacó el título de traductor oficial de inglés y francés.
Publicó sus primeros cuentos y colaboraciones en revistas literarias pero no llegó a tener demasiado éxito hasta 1951, año en que su colección de relatos Bestiario le supuso cierto reconocimiento a nivel local. Poco después y por su disconformidad con el gobierno de Juan Domingo Perón, decidió trasladarse a París, donde pasaría casi todo el resto de su vida y donde falleció en 1984.
Sus ideales le hicieron simpatizar especialmente con la Revolución Cubana y con el presidente chileno Allende. Durante su vida destinó parte de las ganancias de sus obras a ayudar a presos políticos latinoamericanos, especialmente a los argentinos.
Sobre su obra literaria, el propio Cortázar decía:
Escribió prosa poética, poesía y gran número de cuentos y novelas, entre las que hay que destacar Rayuela, publicada en 1963 y cuyo argumento es la narración en primera persona de la vida de Horacio Oliveira, hombre muy culto e inteligente. La originalidad del libro radica en la subjetividad que provoca en el lector, al que proporciona la posibilidad de elegir y cambiar el orden de la lectura habitual y con ello desembocar en diferentes finales. Él mismo autor la definió como contranovela.
La vida de Oliveira transcurre parte en París y parte en Buenos Aires y la base de la narración son sus amores y desamores con La Maga (Lucía) y la relación de ambos con su grupo de amigos intelectuales, con los que forman el llamado Club de la Serpiente, especializado en largas veladas bebiendo y disertando sobre arte, literatura o filosofía. También retrata magistralmente la desigual relación de dependencia entre ambos amantes y su interacción con algunos oscuros personajes de los bajos fondos parisinos.
En el siguiente vídeo podemos escuchar a Cortázar leyendo Casa tomada, perteneciente al citado libro Bestiario: